Sobre Hendrix y el foco

 

 

Gustará más o gustará menos pero queda fuera de toda duda  que Jimi Hendrix marcó una época en lo que a música se refiere. Guitarra en mano, con sus solos y sus “riff”, dejaba boquiabierto a todo aquel que apreciara el Rock&Roll y el Rithm&Blues y lo veía tocar. Para muchos críticos ha sido el mejor guitarrista de la historia, Si tenéis un rato buscar en youtube su tema “Hey Joe”,  ver cómo tocaba y cantaba con esa pasión indescriptible es una auténtica delicia.  

Pero el post que quiero compartir hoy no quiere ser el enésimo halago a aquel que era capaz de hacer lo que nunca antes nadie había hecho con una Fender Stratocaster , lo que pretendo es compartir una anécdota para reflexionar sobre algo tan importante en nuestro día a día cómo es el foco, la atención hacia aquello que queremos conseguir sin que factores externos nos distraigan durante el trayecto para conseguirlo.  

Y es que eran muchas las veces que el bueno de Jimi, después de grabar con su grupo “The Jimmy Hendrix Experience”, volvía en solitario y sin previo aviso al estudio a regrabar aquellas piezas que sus colegas habían grabado previamente porqué no le acababan de convencer (dicen que con nocturnidad y alevosía).

Según cuentan, no era (para nada!)  que los temas en cuestión sonaran mal, si Hendrix hacía eso era porque sabía exactamente cómo quería que sonara su música y no aceptaba otra cosa. A eso se le llama foco. Ni era un tema personal, ni los músicos que le acompañaban tocaban mal (ni mucho menos), ni era un paranoico. Simplemente Hendrix sabía exactamente cómo quería que sonara su música y cuando escuchaba lo que habían grabado y no le satisfacía decidía volver de nuevo al estudio para regrabar partes concretas; a veces era la batería, a veces era el bajo, a veces reinterpretaba su propia voz o su propio solo de guitarra.

Me gusta esta anécdota porque hoy más que nunca tenemos auténticos ladrones de tiempo y profesionales de la distracción que en multitud de ocasiones nos hurtan el escaso tiempo que tenemos para seguir adecuadamente el camino que nos hemos marcado, y muchas veces son la causa de que nuestro avance pase se haga sin pena ni gloria, buscando el aprobado raspado. Y en un mundo tan competitivo eso es lo más próximo a no hacer nada.  

 

A partir de aquí me propongo dos retos: 

 

1.     Cada vez que termine un proyecto me instalaré en el “modo Hendrix” y me preguntaré: “ha quedado como tú la querías con los recursos y tiempo que tenías, o hay que volver a “regrabar” alguna parte? “ 

2.     Antes de empezar cualquier nuevo proyecto me preguntaré: ¿Es esto qué voy a hacer ahora parte en el camino que me he marcado para llegar dónde quiero llegar? Aprender a decir NO. 

 

 

 Y tú, te apuntas al reto Hendrix? 

 

PM.

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